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El Risueño Jabalí - Blog de Restaurantes

De boda en El Nuevo Molino (Puente Arce, Cantabria)

De boda en El Nuevo Molino (Puente Arce, Cantabria)

El pasado sábado 21 de Septiembre le dió por casarse a mi hermano Nacho con su novia Goretti, y como comimos tan bien (no en vano Marta y yo participamos en la elección del menú de la boda) he decidido dedicar a tan magno evento un entrada en este humilde blog. Como reza el título, la comida fue en el restaurante El Nuevo Molino, en Puente Arce, Cantabria. Este restaurante es de los mismos dueños que El Serbal de Santander y como éste tiene una estrella Michelin. La comida fue tan buena que decidí ponerla en este blog.

El restaurante se ubica en un antiguo convento a orillas del río Pas. Además tienen un amplio y precioso jardín (en el que disfrutamos del cóctel previo a la comida) en el que hay una antigua capilla que creo que han convertido en lo que llaman "espacio Hennessy" en el que tienen la cava de puros. Junto a ella, hay un hórreo muy bonito. El salón que tienen para eventos está bastante bien y cabe un máximo de 190 personas, creo. Nosotros finalmente éramos unos 150 comensales y estuvimos fenomenal. Dicho salón tiene un suelo de baldosas antiguo, muy bonito, una chimenea de piedra también muy bonita pero creo que el decorador que elgieron se ha cargado el conjunto con una lámpara horrosa (creo que a nadie le gustó) y algún otro detalle que haría del salón un sitio aún mejor. Eso sí, tiene la ventaja de estar justo al lado de la cocina, por lo que el servicio de los platos se hace muy rápido (dicen que en menos de dos minutos tienen servido a todo el salón) lo cual les permite dar un menú de boda como si se tratara de un restaurante, es decir, cambiando la cubertería y cristalería (si es que hace falta) para cada plato, evitando así que la mesa esté llena de cubiertos y copas cuando te sientas y haciendo la comida mucho más agradable.

El servicio fue muy bueno. Cada mesa tiene asignado un camarero que se encarga de que no falte nada y de avisar a José Luis (el encargado de todo) si ve que a alguien no le gusta algo o de cualquier eventualidad.

En cuanto a la comida, en el cóctel previo había una barra de sushi al fondo del jardín y en el otro extremo la estrella de los aperitivos: una sobadora de anchoas, es decir, una señora que va cogiendo anchoas (previamente curadas), las "soba" (proceso que consiste en quitarles la piel y limpiarlas de espinas para dejarlas preparadas para su consumo) y las prepara con un poco de buen aceite. Además los camareros iban pasando con bandejas de bebidas y con los diferentes aperitivos que nos sirvieron. Seguro que me dejo alguno, pero estos son de los que me acuerdo: Mejillones al curry, Tostas de Brandada de Bacalao, Langostinos en tempura, Sandwich de Pavo, Mini Hamburguesas, Gazpacho... y más que no recuerdo.

Menú de la boda

Una vez pasamos al salón, el menú fue el siguiente:

  • Crema de Hongos con Ragú de setas
  • Ensalada de Bacalao con Setas, Pimientos, costra de Patata y su Pil pil
  • San Martín en agua de Tomate, con Aceitunas negras y Harina de Sésamo
  • Solomillo de Buey asado al Romero con jugo de Oporto
  • Tarta de dos Chocolates con Chocolatinas
  • Helado de Queso sobre Coulís de Frambuesa y Galleta de Almendra

Todo muy bueno. No destacaría ningún plato porque estaban todos deliciosos. Comentar que a la gente que no podía comer algo se lo cambiaban sin problemas por otro plato o por uno especialmente hecho sin el ingrediente que no puede tomar (caso del novio con los pimientos, por ejemplo).

Los muñecos de la tarta

En cuento a los vinos, tomamos los de la casa, que son unos vinos hechos especialmente para ellos por la Bodega Sumarroca y que tienen una graduación alcohólica baja, lo que te permite beber durante las horas que duró la conida sin "tajarte" demasiado. Dichos vinos se llaman Alda selección Parellada (blanco) y Alda selección Pinot Noir (tinto). Además había Cava Rosado Pinot Noir y Cava Blanco Brut Reserva, todos de Bodegas Sumarroca. Eso sí, mi padre que es muy de Rioja, pidió que a él le sirvieran un Rioja y lo hicieron sin problemas.

Tras la comida, los pertinentes cafés y chupitos y pasamos directamente a la zona de baile (el comedor habitual del restaurante) o a la terraza, con un paso previo por la barra de copas situada en medio de ambos espacios. Tras unos cuantos Gin Tonics (en mi caso) acompañados de gominolas y nubes acabamos cogiendo el bus de vuelta a Santander que hubo que retrasar dado que lo estábamos pasando todos muy bien.

Al no ser una visita normal a un restaurante no pongo ni puntuaciones, ni ficha "ni ná".

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